Esta
corta entrada tiene que ver con esa nociva y nefasta característica
mayoritariamente latina de llegar tarde a todo y como ésta es una
evidencia directa del subdesarrollo de nuestra sociedad.
No
es un secreto que en Colombia la puntualidad es poco importante para
muchos, tanto así que a la mayoría de personas ya les parece normal
llegar tarde (o no llegar) a las citas, clases, reuniones, encuentros
y en general a todo. Hace poco leía sobre este tema y algunos de los
escritos hablaban de una tendencia a la que se ha llegado en muchos
países latinos que muestra que la mayoría de los impuntuales lo
hacen ya de manera involuntaria.
Básicamente,
esto se debe a que el contexto y presión social condicionan la
percepción de puntualidad de las personas, ya que algunas culturas
(como la nuestra) no valoran realmente el sentido de la puntualidad.
Estar inmerso en condiciones y comportamientos sociales que no
juzguen de manera importante el llegar tarde (o no llegar) hacen que
de manera progresiva las personas desarrollen inconsistencias e
imprecisiones para el manejo de su tiempo convirtiéndose
paulatinamente en personas impuntuales incluso si éstas son personas
que se consideren responsables.
Lo
que se tiene entonces es que nuestra sociedad está plagada de
“personas con un sesgo cognitivo, que hacen juicios ilusorios,
incorrectos, del tiempo y de sus recursos”, es decir, personas que
sin importar las condiciones del encuentro o cita mostrarán una
tendencia a llegar tarde ya que no hacen consideraciones correctas y
cálculos sensatos del tiempo que necesitan para llegar a tiempo, ya
que saben de manera inconsciente que no serán sancionados
significativamente si llegan tarde y esperan involuntariamente que
los demás tampoco lleguen a tiempo o incluso que no lleguen.
¿Pero
qué tiene de malo? Aparte de que llegar tarde a una cita o reunión
es una falta de respeto para las quienes esperan, y de que es una
forma de decirle a los demás que su tiempo no es valioso, llegar
tarde o no llegar es una muestra directa del subdesarrollo de una
nación, la razón principal es que estos comportamientos son el
punto de partida para vulnerar, afectar y retrasar proyectos y
actividades de mayor peso en el contexto del desarrollo de una
sociedad o comunidad como una obra pública, una construcción, una
actividad social, un proceso de preparación o un proyecto de investigación, ya que le tendencia
a ser impuntuales no se limita solo a reuniones informales o citas
personales sino que también sucede en reuniones de carácter formal
y profesional.
Por
ejemplo, el inicio de la construcción de una carretera no dará
inicio hasta que todas las reuniones y citaciones de planeación se
lleven a cabo, lo que está sujeto directamente a la puntualidad y
eficiencia de todas las personas involucradas, si la construcción no
se inicia a tiempo, seguramente tampoco iniciará bien ya que el
manejo de recursos, logística y mano de obra está sujeto a los tiempos, y desde
un marco más general, la obra será mediocre y mal hecha, lo cual es
una característica del subdesarrollo.
De
esta manera funcionan casi todos los proyectos, razón por la cual en
Colombia nunca se logra terminar a tiempo una obra o hacer de manera
eficiente algún proyecto que involucre (de manera directa o
indirecta) la puntualidad de las personas, bueno, eso sin mencionar
temas como la corrupción o mal manejo de recursos que no tienen que
ver con el tema de esta entrada al blog.
No
estoy diciendo que la impuntualidad sea la causa fundamental del
subdesarrollo, pero sí que es una muestra clara de las consecuencias
del subdesarrollo contra la que se debe luchar para buscar el avance
en nuestra sociedad. Darle poco peso y valor al tiempo no es
aceptable en una sociedad en desarrollo, y de hecho es totalmente
reprochable, ya que la puntualidad debería ser el punto de partida
para buscar un progreso y una evolución positiva en todos los
aspectos de la sociedad que busque crecer de manera responsable.
Por
eso es importante que todos cambien estas costumbres para bien. Si
usted quiere avanzar y quiere que la sociedad en la que vive también
lo haga, empiece a llegar temprano, aléjese de esa costumbre
estúpida de llegar tarde a todo porque solo será una pieza más de
ese subdesarrollo que nos hace quedar tan mal en todo el mundo. Si
usted no es capaz de superar ese contexto social que condiciona su
percepción del tiempo y el valor del mismo, usted será personal y
profesionalmente una muestra clara del subdesarrollo de su país.
Debe
aprender a estimar tiempo para imprevistos o retrasos inesperados, y
planear llegar 10 o 15 minutos antes a cada cita o reunión, notará
un cambio importante en la organización de su tiempo y se convertirá
en una persona más confiable para los demás, además hará que se
evite disgustos innecesarios de quienes lo esperan. Cualquier persona
puede ser puntual, y eso no requiere ningún talento, pero puede ser
una llave de entrada a lugares a los que muchos no llegan por su
falta de compromiso con ese sentido de responsabilidad tan menospreciado
en nuestro país.
Tome
el ejemplo de las personas que hacen parte del avance de países
desarrollados, notará que, además de otras razones, muchos de sus
grandes avances se deben al compromiso y responsabilidad de las
personas partiendo de la puntualidad que tanto respetan. Allá no se
detienen a esperar a que los demás lleguen, allá las cosas se hacen
y se hacen a tiempo. La puntualidad los caracteriza y es por esto que
siguen avanzando a una mayor velocidad que la nuestra.
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