Wednesday, September 28, 2016

¿Orgulloso de ser colombiano?

Voy a ir al grano, hoy más que nunca siento que no estoy orgulloso de ser colombiano, y es un pensamiento que he tenido durante mucho tiempo, incluso años, cada vez que salgo o vivo nuevas experiencias esta idea se vuelve mucho más fuerte y tristemente debo decir que con el pasar del tiempo tengo más razones para decir que no estoy orgulloso de ser colombiano.

Acá en los Países Bajos, dentro de una comunidad tan internacional es común tocar el tema de la inseguridad y la calidad de vida en nuestros países de origen; yo siempre trato de hablar bien de Colombia sin dejar a un lado el hecho de que las problemáticas sociales son reales, pero la verdad es que por más que quiera hacer ver a Colombia como un excelente lugar de destino, nunca lo lograré hacer si no me creo el cuento yo mismo. Qué mejor ejemplo que algunas situaciones personales recientes (menos de un mes) que me obligan a replantear qué tan orgulloso estoy de venir de Colombia.

Hace unos días hackearon mi cuenta bancaria colombiana y me robaron una gran suma de dinero destinada a apoyar mis estudios en el exterior, era un dinero que no duró más de un día en la cuenta porque justo después de que me fue consignado, los "ladrones" (no quiero utilizar groserías) accedieron a mi cuenta y lograron dejar mi cuenta en ceros, pero eso no es todo, hoy me enteré con bastante rabia que algunos ladrones entraron a mi casa en Duitama y se llevaron muchas de nuestras pertenencias. Sé que esto no sucede solo en Colombia, pero sin lugar a dudas es un país donde es común escuchar este tipo de historias.

Por otro lado, estando tan lejos y en una cultura diferente me es más fácil identificar esas actitudes oportunistas de muchos Colombianos por la que tristemente nos conocen en muchos otros países, solo el hecho de que en nuestra cultura sean famosas frases como "a papaya puesta, papaya partida", "el mundo es de los vivos y avispaos", "quedarse con una tajadita", etc. solo demuestra que nuestra cultura tiene aspectos ciertamente deplorables y perjudiciales que se extrapolan finalmente a las grandes empresas, a la política, a organizaciones gubernamentales, etc. en las que la corrupción es el pan de cada día.

Por ejemplo, como mencioné en una entrada anterior, acá es posible viajar en tren sin pagar, casi nunca hay inspecciones o torniquetes que obliguen a pagar, pero todo el mundo paga porque es lo correcto. Yo me considero una persona honesta, pero no puedo negar que no se me ha pasado por la cabeza meterme al tren sin pagar, sacando ese lado deplorable de nuestra cultura oportunista, aunque estoy orgulloso porque he sido civilizado y he pagado cuando debo pagar.

La seguridad en las calles por ejemplo. El hecho de que uno acá puede salir de noche o a la hora que quiera sin temor a sufrir de un atraco o algo por el estilo es algo verdaderamente valioso, pero es algo que no se puede hacer en Colombia porque esa es nuestra realidad. No soy un buen mentiroso así que no soy capaz de decir que Colombia es un país seguro a quienes me preguntan si lo es.

Por último, cuando algún extranjero (especialmente los que estudian diplomacia y relaciones exteriores) me habla con emoción sobre el proceso de paz en Colombia, vuelvo a pensar que me es muy difícil estar orgulloso de venir de un país en el que tantas personas están pensando seriamente en votar NO en el plebiscito, simplemente me parece tan ridículo que no soy capaz de responder cuando me preguntan ¿Por qué hay personas que votan por el NO?

Podría mencionar muchas cosas como la salud, la educación, la desigualdad, etc. pero no hay necesidad de hacerlo porque estoy seguro que entienden mi punto.

Yo soy quien soy por mi familia, mis amigos, mis maestros, los lugares que he visitado y ciertamente por mi país, así que no puedo decir que Colombia es el peor lugar pero sí debo decir que estamos muy lejos de ser una nación ideal y que falta mucho por hacer. Nos toca empezar desde las pequeñas acciones, pues eso es lo que moldea nuestro carácter y nos impulsa a hacer las cosas de manera correcta.

Vamos a ver si este domingo los resultados del plebiscito me darán de nuevo razones para sentirme orgulloso de mi país o si tendré que hablar con vergüenza ante mis nuevos amigos al decirles que vengo de un país donde se prefiere perpetuar una guerra sin futuro que dar un primer paso para construir una nación decente en la que las futuras generaciones puedan crecer con ideales positivos y sintiendo el orgullo que yo no siento en este momento.



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