- En el paradero -
Marcos: Buenas tardes.
Santiago: Buenas tardes.
Marcos: ¿Cómo está?
Santiago: Bien ¿y usted?
Marcos: Bien, ¿a dónde se dirige?
Santiago: A ningún lado.
Marcos: Debe dirigirse hacia algún lado, ya que está en un paradero esperando el bus.
Santiago: Sí, pero la verdad no me interesa decirle hacia donde voy.
Marcos: ¿Por qué?
Santiago: Porque ni siquiera lo conozco.
Marcos: Tiene razón, no me conoce, mi nombre es Marcos, ¿cuál es su nombre?
Santiago: Santiago
Marcos: Es un gusto conocerlo Santiago, ahora que me conoce, ¿me puede decir a donde va?
Santiago: No, y por favor deje de hacerme preguntas.
Marcos: Está bien, no le haré más preguntas ya que eso le molesta, entonces le voy a contar a donde voy, quizás usted vaya hacia el mismo lugar.
Santiago: Como quiera.
Marcos: Voy hacia la tienda de repuestos, se me averió mi auto y debo ir a buscar la manera de arreglarlo, de ahí voy hacia la Universidad que es a donde usted se dirige, me di cuenta ya que tiene libros y el escudo de su Universidad en la maleta.
Santiago: Sí, voy para clase.
Marcos: Creo que no debería ir a la Universidad.
Santiago: ¿Cómo puede decir eso?
Marcos: Creo que puede dedicar su tiempo a otras cosas, quizás usted tiene otros talentos fuera de la academia que desconoce.
Santiago: No estoy de acuerdo, uno en la Universidad aprende cosas importantes para ser alguien en la vida.
Marcos: No necesariamente, uno es alguien independientemente del título universitario que tenga.
Santiago: Y según usted ¿qué cosas debería hacer en vez de ir a estudiar?
Marcos: Viajar.
Santiago: Lo dice como si fuera tan fácil, para viajar se necesita dinero y tiempo.
Marcos: No se necesita tanto dinero, se lo digo por experiencia.
Santiago: La verdad no le creo, no creo que usted haya viajado mucho.
Marcos: Se lo puedo demostrar, mire mi teléfono, mire las fotos que quiera y puede ver que he viajado por todo el mundo, le aseguro que no he tenido que gastar mucho dinero, para viajar usted solo necesita ser amable con las personas que conozca y hacerse querer de ellas, debe ser mesurado con sus gastos, debe aprender mucho y nunca perder de vista los lugares a los que quiere ir.
Santiago: Según estas fotos sí ha viajado mucho, pero no le creo que haya sido tan fácil como lo dice.
Marcos: Hagámos una cosa, hagámos un viaje ya mismo a un país Africano, y le demuestro que no se necesita mucho dinero para viajar.
Santiago: Está loco si cree que voy a emprender un viaje con un señor que acabo de conocer y que me viene a decir cosas tan increíbles.
Marcos: Como quiera, puede volver a su vida en la Universidad, yo haré ese viaje así que le dejaré mi número por si se anima a hacerlo, acá le dejo mi información, que esté muy bien Santiago.
Santiago: Adiós Marcos, que le vaya muy bien en su viaje si es que lo hace.
- Tres días después -
Marcos: Aló
Santiago: Marcos, ¿es usted?
Marcos: Sí, con el.
Santiago: Habla con Santiago, el muchacho que conoció hace unos días en el paradero en Medellín, ¿me recuerda?
Marcos: Claro que lo recuerdo, ¿cómo está?
Santiago: Bien, Marcos lo llamo porque tengo mucha curiosidad, ¿Era verdad lo del viaje?
Marcos: Sí, de hecho en este momento estoy en Barranquilla en el puerto de donde saldrá mañana el buque de carga en el que voy a ir a Mauritania, un país en el occidente de África.
Santiago: No sé si creerle.
Marcos: Mire, le voy a mandar un par de fotos del lugar y de algunas de las personas de la tripulación.
Santiago: Quiero ir.
Marcos: ¿Qué?
Santiago: Sí, quiero ir con usted, ¿qué debo hacer?
Marcos: ¡Qué bueno!, entonces viaje inmediatamente para Barranquilla y traiga algunos ahorros, hable con su familia porque nos podríamos demorar mucho en este viaje.
Santiago: Está bien, ¿dónde nos vemos?
Marcos: En el puerto principal de Barranquilla a las 6:00 am.
Santiago: Listo, allá nos vemos.
- al día siguiente -
Marcos: Hola Santiago.
Santiago: Qué alivio me da al verlo, tenía miedo de que nunca llegara y todo esto fuera una gran mentira.
Marcos: Pues ya ve que no, le presento a Xiomara, ella también abandonó sus estudios para hacer este viaje.
Xiomara: Hola Santiago, que gusto conocerte, menos mal que no soy la única en hacer esta locura.
Santiago: Mucho gusto, a mí también me alegra no estar solo en esto. Entonces Marcos, ¿Qué debemos hacer?
Marcos: No se preocupen, ya está arreglado el lugar de ustedes dos en el buque de carga, solo debemos dirigirnos hacia allá. Y Santiago, ¿me puede decir por qué decidió hacer este viaje?
Santiago: No estaba muy feliz con las cosas que estaba haciendo con mi vida y la Universidad, y también por un asunto personal del que no quiero hablar.
Marcos: Pues me alegra que haya tomado la decisión.
Santiago: Esperemos que salga bien, ¿Y qué se supone que vamos a hacer allá en Mauritania?
Marcos: Ya tendrémos suficiente tiempo para hablar de eso en el buque, ya que el viaje dura unos 30 días hasta llegar a Nuakchot, que es la capital. Allá hablan Árabe y Francés, afortunadamente esta preciosura habla Francés.
Xiomara: Marcos, no le he dado esas confianzas conmigo.
Marcos: Está bien, no le volveré a hablar hasta que lleguemos a África.
Santiago: Jajaja era una broma Marcos.
Marcos: Señorita, yo soy mayor que usted y supe identificar perfectamente que eso era una broma, vamos más bien para el buque preciosura.
Santiago: Menos mal que no son gente aburrida porque tengo que estar con ustedes todo un mes en un barco.
- Ya en el buque -
Santiago: ¿Nos tenemos que meter en este hueco?
Marcos: Sí, pero es sólo mientras los de aduana chequean que todo esté en orden, una vez hayamos zarpado, el barco es todo nuestro. El capitán del buque va a hacer sonar las bocinas indicando que ya hemos recorrido el primer par de millas, en ese monento pueden salir de aquí y nos encontramos en proa.
Santiago: Está bien.
Marcos: Santiago, no vaya a aprovecharse de la situación para tocar
indebidamente a esta preciosura.
Santiago: Claro que no, yo soy un hombre muy respetuoso.
Xiomara: Eso dijo Marcos antes de tocárme la cola.
Santiago: ¿Usted de verdad hizo es Marcos?
Marcos: Jajaja, claro que no, mire como se ríe tímidamente esta preciosura, entonces nos vemos en un rato, adiós.
- Un par de horas después, al sonido de las bocinas del buque -
Santiago: Listo, esa fue la señal, vamos a encontrarnos con Marcos.
Xiomara: Vamos, ¿te imaginas que no esté?
Santiago: ¿Por qué lo dices?
Xiomara: No lo sé, es solo que confiamos demasiado en el y no sabemos si está en el buque o se quedó en el puerto.
Santiago: No creo que lo haya hecho, porque dejarnos acá no le traería ningún beneficio, a menos que nos estén secuestrando.
Xiomara: No digas esas cosas, mejor vamos y lo buscamos.
- Tres horas después -
Santiago: Nada que llega, deberíamos buscarlo por todo el barco, empecemos por hablar con el capitán que nos puede decir dónde se escondió de los de aduana.
Xiomara: Señor, disculpe, usted debe ser el capitán de este barco.
Capitán: Hola señorita, tú debes ser Xiomara y el joven que te acompaña debe ser Santiago.
Xiomara: Sí, somos nosotros, ¿sabe usted donde está Marcos?
Capitán: Marcos tuvo que quedarse en el puerto.
Xiomara: ¡¿Qué?!
Capitán: El muy tonto se escondió debajo de una cama creyendo que los de aduana no iban a revisar allí.
Xiomara: Señor, por favor llévenos al puerto, se lo pedimos, no podemos viajar sin él.
Santiago: Sí, por favor llévenos de vuelta, no podemos viajar así.
Capitán: No se preocupen, el dijo que iba a viajar en el siguiente buque de carga que sale en dos días, dijo que se encontraría con ustedes en el puerto de Nuakchot así que deben esperarlo allá. Además, dar vuelta a este barco es muy difícil y para nada económico. Siéntanse como en su casa ya que el viaje es largo.
Xiomara: ¿Qué dices Santiago?
Santiago: Bueno, si Marcos dijo que va a viajar en otro buque pues entonces creo que debemos esperarlo allá, igual nuestro viaje ya inició.
Xiomara: Está bien, vamos.
- 28 días después, llegando a Nuakchot -
Xiomara: Nunca había recordado estar tan feliz de ver tierra.
Santiago: Finalmente estamos llegando al continente Africano.
Xiomara: Qué emocionante es esto, qué increíble ha sido este viaje.
Santiago: Lo sé, se siente un aroma diferente mientras nos acercamos a tierra, este viaje hasta ahora empieza.
Xiomara: Que bueno que estamos los dos.
- Al día siguiente, en los alrededores del puerto -
Xiomara: ¿Alguna vez creíste esto posible?
Santiago: ¿A qué te refieres?
Xiomara: A este viaje, a los dos, a la manera como nuestras vidas se cruzaron.
Santiago: No, nunca creí que estaría envuelto en una historia así pero me gusta, nunca creí que iba a emprender un viaje tan lejano, y nunca creí que me iba a enamorar tan intensamente de alguien.
Xiomara: Yo tampoco, estoy segura que esto no se debió a algún tipo de demencia causada por estar aislado en ese buque, tú eras lo que yo siempre estuve buscanco.
Santiago: Y tú eras la mujer que yo estaba esperando.
Xiomara: ¿Crees que Marcos llegue?
Santiago: No lo sé, creo que debemos esperar unos diez días y si no llega en esos diez días debemos seguir con nuestro camino.
Xiomara: Sí, me parece lo mejor.
- Diez días después -
Santiago: ¿Estás lista para partir?
Xiomara: Sí, estoy lista, espero que Marcos esté bien si es que decidió viajar, fue muy extraña su desaparición.
Santiago: Sí, pero al menos nosotros estamos juntos y tenemos los ahorros con los que pensábamos viajar, si hacemos las pequeñas cosas que nos dijo Marcos en Colombia, seguramente tendremos un buen viaje.
Xiomara: Sí, estoy segura que así será.
- Siete años después -
Marcos: Buenas tardes
Santiago: Buenas tard... ¿Marcos?
Marcos: Sí, me alegra mucho verlo Santiago.
Santiago: A mí me alegra mucho verlo a usted, no se imagina cuánto.
Marcos: Tenemos mucho de que hablar y muchas historias por contar.
Santiago: Claro que sí y tengo mucho que agradecerle.
Marcos: ¿Por qué lo dice?
Santiago: Por muchas razones, pero primero respóndame: ¿Usted sí viajó a Mauritania?
Marcos: No, no lo hice.
Santiago: ¿Por qué?, ¿No pensó que era peligroso dejarnos solos a nuestra suerte?
Marcos: Creo que si está tan agradecido conmigo como dice estarlo no debería molestarle tanto eso.
Santiago: No me molesta, sólo quiero saber.
Marcos: Verá, estaba seguro que ustedes harían un gran viaje y estarían muy bien, en las cortas conversaciones que tuve con usted me di cuenta de que usted lo lograría, también Xiomara. Además, yo ya lo conocía a usted más de lo que cree. Pero cuénteme, ¿Cómo le fue?
Santiago: Yo creo que usted ya lo sabe.
Marcos: En realidad no, pero por su reacción al verme supongo que le fue muy bien.
Santiago: No me pudo ir mejor. Verá, en el viaje Xiomara y yo nos enamoramos, cuando llegamos estuvimos once días en la capital de Mauritania esperando por usted, como no llegó decidimos iniciar nuestro viaje sin temor a nada. Primero fuimos a Argelia y a Marruecos, allí estuvimos un par de meses y aprendimos mucho de la cultura en esa parte del mundo, luego fuimos a Europa y pasamos por España, Francia, Bélgica, Paises bajos, Alemania, Dinamarca, Suecia, Finlandia y finalmente llegamos a Rusia, donde vivimos por 3 años y donde empezamos a trabajar haciendo importaciones desde varios países. No fue necesario un título Universitario ya que teníamos grandes e importantes contactos por todos los países que visitamos por lo que teníamos lo que se necesitaba para hacer negocios.
Marcos: Me alegra mucho eso que me cuenta.
Santiago: Después decidimos volver a Colombia a tener a nuestro hijo y hacer nuestra vida acá pero con los negocios que ya habíamos empezado y muchos otros que queremos hacer. Tenemos buenos ingresos y una gran vida y eso se lo debemos a usted. Ahora cuénteme ¿cómo le ha ido?
Marcos: Muy bien, yo también hago negocios de importaciones y exportaciones por todo el mundo, de hecho ya las hacía el día que lo conocí y desde ese entonces ya tenía bastante dinero.
Santiago: ¿Y usted también tuvo una persona que le diera ese "empujón" necesario para viajar y arriesgarse?
Marcos: Sí, también lo tuve, fue una gran persona que me insistió hasta que me arriesgara a viajar, fue su padre Santiago.
Santiago: ¿Mi padre?
Marcos: Sí, su padre y yo fuimos muy buenos amigos, y fue él quien en nuestra juventud me dio el apoyo que necesité para tomar la decisión de viajar y buscar mi verdadera vocación.
Santiago: Pero mi padre siempre fue muy poco arriesgado y conservador en muchos sentidos.
Marcos: Lo era, pero siempre se arrepintió de haberlo sido. El no quería que usted tuviera el mismo futuro que el tuvo.
Santiago: ¿Usted sabía que yo era hijo de él cuando me conoció?
Marcos: Sí, claro que lo sabía, de hecho yo le hablé ese día por que su padre me lo pidió. Cuando la enfermedad atacó de manera tan violenta a su padre, el quizo persuadirlo a usted para que no cometiera el mismo error que el cometio cuando era joven así que me pidió que le hablara. ¿Recuerda que cuando nos encontramos en el puerto yo le pregunté las razones por las cuales había decidido arriesgarse a hacer el viaje? Pues bien, yo sabía que la razón principal era la muerte de su padre.
Santiago: Me alegra un poco saber que mi padre fue parte de esto pero también me da un poco de nostalgia saber que nunca fue detrás de sus sueños.
Marcos: Sí, pero quizás el hecho de que usted lo haya logrado le da la felicidad que siempre quizo para él mismo donde quiera que esté.
Santiago: Pues le agradezco lo que hizo señor Marcos, logré las cosas que quería hacer con mi vida gracias a usted.
Marcos: No, fue gracias a su padre que usted y yo alcanzamos lo que queríamos, ese gran hombre nos enseñó a seguir nuestra verdadera vocación.
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