Este post trata sobre una fuerte experiencia que tuvimos los equipos de baloncesto de la Universidad en una salida por el Urabá Antioqueño, específicamente en el pequeño pueblo de Mutatá. Digo fuerte experiencia porque por lo menos yo nunca había visto morir ante mis ojos a una persona y nunca había visto el verdadero peligro que implica el aumento del caudal de un Río.
Ambos equipos, masculino y femenino habían jugado los partidos que se les fueron asignados como parte de las actividades que hace el pueblo en las tradicionales "Fiestas del Río en Mutatá". Todos decidimos ir al Río, a un lugar que se conoce como Puenteadero. Fuimos como a las cuatro de la tarde a bañarnos y pasar un buen rato. Los de el equipo masculino ya habíamos ido por la mañana, uno de nuestros jugadores no fue precavido (Jhonny) y se metió en una parte complicada del Río donde casi se ahoga, afortunadamente la corriente no era muy fuerte y otro de nuestros jugadores (Didier) lo sacó rápidamente. Por la tarde estábamos todos, nadando y disfrutando del Río que es muy bonito y agradable, como se ve en la siguiente imágen:
El agua es relativamente limpia y ese día había bastante gente al rededor. En la siguiente imágen se ve que el Río en condiciones normales permite que las personas lo crucen y se lancen sin mayor peligro.
Estaba cayendo una suave llovizna, pero a lo lejos (en la dirección en la que venía la corriente) se veían unas nubes muy densas y oscuras, era muy probable que empezara a llover fuertemente en el lugar donde nos estábamos bañando, esas nubes eran una advertencia. Después de haber jugado en el Río, los dos equipos estábamos cerca a la orilla hablando y disfrutando de lo que quedaba de la tarde, recuerdo que alguno de mis compañeros dijo "Miren, ¿esa señora a qué horas llegó a esa piedra?" mientras señalaba a una señora que se había sentado en una piedra grande para tomarse fotos en una zona de mayor turbulencia que la que se ve en las anteriores fotos. No le dimos mucha importancia así que seguimos hablando entre nosotros. Poco antes de que empezara la tragedia nos tomamos esta foto:
De un momento a otro, la corriente empezó a aumentar y el Río empezó a tener un color más oscuro, por lo que lo más prudente era salir antes de que creciera más, sin embargo en ese momento, todos creíamos que era un leve aumento de la corriente y no era razón para alarmarse. Una de las mujeres del equipo señaló a la señora que estaba en la piedra y en ese momento empezó la catástrofe a una velocidad increíble.
La corriente seguía aumentando rápidamente y el agua ya no solo la estaba mojando sino que también la estaba empujando fuera de la roca, la señora debió saltar rápidamente para buscar la orilla o la ayuda de alguien, sin embargo esperó hasta que ya no podía sostenerse más y se dejó llevar. Un joven muchacho, que probablemente era familiar de la señora saltó rápidamente al agua para salvarla, mientras nosotros veíamos como la corriente aumentaba muy rápido y se los llevaba a los dos. El caudal aumentó tan rápido que de un momento a otro el bonito lugar donde nos estábamos bañando se convirtió en un infierno en el que solo se escuchaban muchos gritos y lamentos. Una muchacha se me acercó y me cogió del brazo diciéndome "Señor, métase, ayúdelos que están borrachos", yo simplemente me quedé pasmado pues era consciente de que no me podía meter a ayudar porque el caudal ya era muy fuerte y era muy peligroso para mí, afortunadamente ninguno de nosotros se metió al agua porque probablemente hubiese sido el final.
Cogimos rápidamente nuestras cosas y subimos para poder irnos de allí donde el ambiente se había tornado gris por esa horrible mezcla entre lluvia, lágrimas, lamentos, gritos de desesperación y la imagen de un río que había pasado de ser un bonito lugar a convertirse en esto:
La velocidad del agua había aumentado tanto que era difícil de creer, yo la verdad no pensé que el caudal de un río pudiera aumentar tán rápido, antes pensaba que ese aumento se daba de a poco y que daba tiempo de salir sin ningún peligro. Ese día me dí cuenta que la naturaleza no da tregua si no se tienen las precauciones debidas. Las nubes negras y el día frío nos estaban advirtiendo del peligro que se podía correr en el río, y que afortunadamente no costó la vida de ninguno de nosotros.
Cuando ibamos de vuelta al pueblo, caminando de forma paralela al río, se nos cruzó un señor que nos dijo "El muchacho sobrevivió, la señora fue la que se ahogó". Más adelante un joven estaba gritando porque al parecer a su hermano también se lo había llevado la corriente y de un momento a otro salió corriendo para tirarse al agua pero otro hombré saltó sobre él para controlarlo... si no logran tirarlo al piso, solo hubiese sido un muerto más si lograba llegar al río. Aún más adelante estaba otro joven atrapado en unas piedras en medio del río, pero la policía ya estaba allí para ayudarle a salir, y finalmente cuando estabamos cerca a un camino destapado que llevaba a la carretera una niña llorando empezó a gritarnos por no habernos metido a ayudar a sacar a su mamá, la señora que vimos morir. Lo único que pudimos hacer fue guardar silencio y seguir caminando pues era totalmente entendible que la niña sintiera esa frustración y rabia y debía desahogarse de alguna manera.
Al otro día, escuché que aparte de esa señora, el agua se había llevado a otros dos jóvenes que estaban en el río, seguramente fueron más, eso no lo sabemos, el hecho es que todos vivímos algo que nunca nos habríamos imaginado y que afortunadamente no involucró la vida de ninguno de nuestros conocidos.
Una vez contada la historia, quiero decir porqué llamé "La vida es muy frágil" a esta entrada. Esta fea experiencia que vivimos en el río nos mostró lo débiles que somos ante las fuerzas de la naturaleza, nos mostró que ser seres racionales no es garantía de nada cuando la naturaleza se manifiesta de esa manera, que como dijo el profesor Alonso Sepúlveda en uno de sus maravillosos escritos: "Ante las fuerzas de la naturaleza, los inventos del hombre no son más que una débil y elaborada respuesta", pero sobretodo que los sueños, las metas y los proyectos de una vida entera se pueden terminar por la toma de una pequeña decisión incorrecta en el momento preciso, una pequeña decisión puede costar una o más vidas. En este caso, una simple ocurrencia como tomarse fotos en una piedra en medio de la turbulencia de un río, la decisión de meterse al agua sin saber nadar o simplemente el hecho de ignorar las nubes a la hora de ir de paseo a un río pueden significar el fin de tantas historias y destruir la vida de unos familiares que se arrepentirán toda su vida de haber tomado esas pequeñas decisiones incorrectas.
La vida es a lo que converge la toma de todas esas pequeñas decisiones, por eso es tan frágil y por eso siempre hay que estar atento, siempre hay que tener cuidado y pensar todas las decisiones que se tomen por nimias que parezcan. Si leyó esto espero que cuando vaya a un río recuerde esta historia y tome la decisión correcta en el momento correcto para no ser el doliente que se arrepiente toda su vida por esa pequeña decisión que le demostró lo frágil que es la vida...
Ambos equipos, masculino y femenino habían jugado los partidos que se les fueron asignados como parte de las actividades que hace el pueblo en las tradicionales "Fiestas del Río en Mutatá". Todos decidimos ir al Río, a un lugar que se conoce como Puenteadero. Fuimos como a las cuatro de la tarde a bañarnos y pasar un buen rato. Los de el equipo masculino ya habíamos ido por la mañana, uno de nuestros jugadores no fue precavido (Jhonny) y se metió en una parte complicada del Río donde casi se ahoga, afortunadamente la corriente no era muy fuerte y otro de nuestros jugadores (Didier) lo sacó rápidamente. Por la tarde estábamos todos, nadando y disfrutando del Río que es muy bonito y agradable, como se ve en la siguiente imágen:
El agua es relativamente limpia y ese día había bastante gente al rededor. En la siguiente imágen se ve que el Río en condiciones normales permite que las personas lo crucen y se lancen sin mayor peligro.
Y en la siguiente, estamos nosotros saltando al agua desde la otra orilla:
De un momento a otro, la corriente empezó a aumentar y el Río empezó a tener un color más oscuro, por lo que lo más prudente era salir antes de que creciera más, sin embargo en ese momento, todos creíamos que era un leve aumento de la corriente y no era razón para alarmarse. Una de las mujeres del equipo señaló a la señora que estaba en la piedra y en ese momento empezó la catástrofe a una velocidad increíble.
La corriente seguía aumentando rápidamente y el agua ya no solo la estaba mojando sino que también la estaba empujando fuera de la roca, la señora debió saltar rápidamente para buscar la orilla o la ayuda de alguien, sin embargo esperó hasta que ya no podía sostenerse más y se dejó llevar. Un joven muchacho, que probablemente era familiar de la señora saltó rápidamente al agua para salvarla, mientras nosotros veíamos como la corriente aumentaba muy rápido y se los llevaba a los dos. El caudal aumentó tan rápido que de un momento a otro el bonito lugar donde nos estábamos bañando se convirtió en un infierno en el que solo se escuchaban muchos gritos y lamentos. Una muchacha se me acercó y me cogió del brazo diciéndome "Señor, métase, ayúdelos que están borrachos", yo simplemente me quedé pasmado pues era consciente de que no me podía meter a ayudar porque el caudal ya era muy fuerte y era muy peligroso para mí, afortunadamente ninguno de nosotros se metió al agua porque probablemente hubiese sido el final.
Cogimos rápidamente nuestras cosas y subimos para poder irnos de allí donde el ambiente se había tornado gris por esa horrible mezcla entre lluvia, lágrimas, lamentos, gritos de desesperación y la imagen de un río que había pasado de ser un bonito lugar a convertirse en esto:
La velocidad del agua había aumentado tanto que era difícil de creer, yo la verdad no pensé que el caudal de un río pudiera aumentar tán rápido, antes pensaba que ese aumento se daba de a poco y que daba tiempo de salir sin ningún peligro. Ese día me dí cuenta que la naturaleza no da tregua si no se tienen las precauciones debidas. Las nubes negras y el día frío nos estaban advirtiendo del peligro que se podía correr en el río, y que afortunadamente no costó la vida de ninguno de nosotros.
Cuando ibamos de vuelta al pueblo, caminando de forma paralela al río, se nos cruzó un señor que nos dijo "El muchacho sobrevivió, la señora fue la que se ahogó". Más adelante un joven estaba gritando porque al parecer a su hermano también se lo había llevado la corriente y de un momento a otro salió corriendo para tirarse al agua pero otro hombré saltó sobre él para controlarlo... si no logran tirarlo al piso, solo hubiese sido un muerto más si lograba llegar al río. Aún más adelante estaba otro joven atrapado en unas piedras en medio del río, pero la policía ya estaba allí para ayudarle a salir, y finalmente cuando estabamos cerca a un camino destapado que llevaba a la carretera una niña llorando empezó a gritarnos por no habernos metido a ayudar a sacar a su mamá, la señora que vimos morir. Lo único que pudimos hacer fue guardar silencio y seguir caminando pues era totalmente entendible que la niña sintiera esa frustración y rabia y debía desahogarse de alguna manera.
Al otro día, escuché que aparte de esa señora, el agua se había llevado a otros dos jóvenes que estaban en el río, seguramente fueron más, eso no lo sabemos, el hecho es que todos vivímos algo que nunca nos habríamos imaginado y que afortunadamente no involucró la vida de ninguno de nuestros conocidos.
Una vez contada la historia, quiero decir porqué llamé "La vida es muy frágil" a esta entrada. Esta fea experiencia que vivimos en el río nos mostró lo débiles que somos ante las fuerzas de la naturaleza, nos mostró que ser seres racionales no es garantía de nada cuando la naturaleza se manifiesta de esa manera, que como dijo el profesor Alonso Sepúlveda en uno de sus maravillosos escritos: "Ante las fuerzas de la naturaleza, los inventos del hombre no son más que una débil y elaborada respuesta", pero sobretodo que los sueños, las metas y los proyectos de una vida entera se pueden terminar por la toma de una pequeña decisión incorrecta en el momento preciso, una pequeña decisión puede costar una o más vidas. En este caso, una simple ocurrencia como tomarse fotos en una piedra en medio de la turbulencia de un río, la decisión de meterse al agua sin saber nadar o simplemente el hecho de ignorar las nubes a la hora de ir de paseo a un río pueden significar el fin de tantas historias y destruir la vida de unos familiares que se arrepentirán toda su vida de haber tomado esas pequeñas decisiones incorrectas.
La vida es a lo que converge la toma de todas esas pequeñas decisiones, por eso es tan frágil y por eso siempre hay que estar atento, siempre hay que tener cuidado y pensar todas las decisiones que se tomen por nimias que parezcan. Si leyó esto espero que cuando vaya a un río recuerde esta historia y tome la decisión correcta en el momento correcto para no ser el doliente que se arrepiente toda su vida por esa pequeña decisión que le demostró lo frágil que es la vida...